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martes, 24 de mayo de 2011

Noche del 24 al 25 de Mayo

Con el ajetreo de revisar páginas, buscar contactos, nuevas noticias y nuevas acciones me ha sido imposible, hasta ahora, a altas horas de la noche, sentarme tranquilamente a escribir.

Más que enumerar como se han ido desarollando los acontecimientos los últimos días, tratare de transmitir como estan los ánimos.

Tras cinco días de acampada, es facil distinguir a los que más tiempo han pasado al pie del cañon, con solo mirar sus caras. Muchos tenemos trabajos, otros estudios, algunos por desgracia tienen menos que hacer, pero todos tenemos algo en común, las ganas de cambio y por eso durante estos días no hemos parado de darle vueltas a la cabeza. Muchas ganas de hacer, pero grandes dificultades para llegar a un consenso. ¿Qué debemos hacer?, ¿Cúal es el siguiente paso a dar?, ¿Qué puntos tenemos en común?...

Hoy leía en el periódico local que el movimiento de las acampadas se desinfla sin haber llegado a hacer nada. Sin embargo, aunque el bullicio en la plaza ha ido menguando, el número de firmas que se recógen en la mesa de información para mostrar simpatía por la causa no deja de crecer. Todos los días alguien se acerca para ofrecernos su ayuda, desde traducciones a otro idioma a bonos de peluqueria. Y en las redes sociales cada vez es mayor la coordinación, los grupos y las conexiones se multiplican constantemente. Las sugerencias para el cambio son demasiadas e inundan la red, pero toda esa amalgama de distintos grupos estan empezando a cristalizar a nivel nacional.

En el campamento, a pesar de que existe un sentimiento de fondo de no haber cambiado nada, en tan solo cinco días se ha creado una sociedad en miniatura, con todo lujo de detalles, diversas comisiones de trabajo, una amplia plataforma de comunicación, actividades lúdicas de todo tipo, perfecta logística y una gran variedad de información tanto en variados panfletos como en artísticas y coloridas pancartas hechas con materiales reciclados.

Durante el día, antes y despues de las asambleas existe una ajetreada vida social, los corrillos, tratando acalorados temas, brotan expontaneamente bajo cualquier sombra, para dar solución a problemas de todo orden. Sin embargo las asambleas a veces parecen tediosas y repetitivas, todos quieren una solución urgente al problema, y resulta difícil mantener la paciencia cuando alguno de los locutores se sale demasiado del tema o resulta demasiado utópico. La democracia real, donde todos participan lleva su tiempo.

Aun no a pasado una semana y ya queremos haber cambiado el sistema, del que desconocemos más de lo que nos pensabamos cuando esto comenzó. Sin embargo, todos tenemos claro que esto solo acaba de comenzar. A veces nos traiciona el sentimiento revolucionario y nos desmoralizamos al ver que no hemos conseguido el cambio que las primeras horas de la acampada había en nuestros corazones. Pero no podemos perder de vista todo la gente que esta participando en esto y todo lo que hemos conseguido en apenas cinco días.

Los engranajes del cambio han empezado a moverse.

Luisma.

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