Cuando compramos no solemos tener en cuenta las repercusiones que este hecho tiene para el medio ambiente y las personas. A menudo pensamos que poco podemos hacer al respecto. Sin embargo, como consumidores tenemos a nuestro alcance la posibilidad de premiar a los mejores y rechazar a los peores, exigiendo el cumplimiento de determinadas garantías sociales, laborales y medio ambientales. Y, sobre todo, tenemos el poder y la responsabilidad de elegir en qué gastamos nuestro dinero.
Ejercemos un consumo crítico y responsable cuando elegimos consumir exclusivamente lo necesario y decidimos qué productos y servicios usar no sólo en base a su calidad y precio, sino también por su impacto ambiental y social y por la conducta de las empresas que los elaboran.
Llevarlo a cabo tan solo implica realizar un pequeño cambio en nuestros hábitos de consumo que no produce inconvenientes considerables, no requiere esfuerzos específicos adicionales y es mucho más barato.
A la hora de comprar:
Debes preguntarte si realmente necesitas lo que vas a adquirir. Muchas compras se realizan de forma compulsiva o atraídos por la publicidad.
Busca alternativas a la compra que minimicen la explotación de los recursos naturales: pedir prestado o en un banco del tiempo, usar objetos de segunda mano, intercambiar, reparar, hacerlo tú mismo.
Piensa a qué tipo de comercio quieres favorecer. No olvides que consumir productos locales, productos ecológicos o de comercio justo, productos naturales y productos reutilizados y reciclados, son sin duda las mejores opciones medioambientales y sociales.
Mejor cuanto más cerca: compra en el pequeño comercio y procura adquirir productos locales: eso evita emisiones de CO2 al mismo tiempo que favorece la economía de los que tienes más cerca.
Infórmate acerca de las repercusiones sociales y medioambientales de los bienes y servicios que consumes. Pide información. Es tu derecho.
Asegúrate de la calidad de lo que compras y evita productos de usar y tirar. Optando por bienes más duraderos contribuyes al ahorro de grandes cantidades de energía en el tratamiento de los residuos.
Deja de alimentar a la banca: paga en efectivo siempre que puedas. Si lo haces con tarjeta, el banco cobra una comisión al comerciante, que repercute en el precio del producto.
Haz un buen mantenimiento de las cosas y cuando acabe la vida útil de un producto, ten en cuenta las posibilidades de reciclar o reutilizar los materiales de que está hecho.
Encontrarás más información sobre las posibilidades en Albacete en:
http://www.albaceteentransicion.blogspot.com/
http://bdtalbacete.blogspot.com/
http://latierrallana.castillalamancha.es/
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